Es difÃcil explicar como es en realidad uno y sobre todo como se siente si no eres como la mayorÃa espera que seas.
No soy el nuevo hombre del Milenio, como tampoco fui el del pasado, sólo soy un persona normal que deambula entre dos mundos, sin que pueda decantarme por ninguno y que se conforma con las pequeñas porciones de realidad y de conocimiento que me aporta la escalada.
Es difÃcil, después de haber visto la luz que nos aporta las pequeñas satisfacciones que nos da la montaña y que nos marcan el camino correcto a seguir, tener que continuar con toda esa porquerÃa de hacer, vivir y comportarse de manera polÃticamente correcta, sujeto a todas esas reglas carentes contenido y sentido que rodean nuestras vidas. Y que de alguna manera nos obligan a ejercer como autómatas sin salirse del camino considerado sensato por la gran mayorÃa d e nuestra sociedad.
Sin embargo no soy un valiente y carezco de ese grado de desesperación y valor, para dejar todo eso a tras para poder seguir el camino autentico camino, la senda de la luz.
Por eso me contento con las migajas que me reportan las pequeñas escapadas hacia las montañas donde están los verdaderos Dioses y donde reside el conocimiento, son el único camino que queda a los atormentados que vivimos atrapados entre estos dos mundos.
Aunque parezca ridÃculo e incluso infantil, la única manera de encontrar sentido a mi vida y encontrarme con todo lo que se busca en toda una vida, yo lo encuentro en la escalada y mi relación personal con las montañas. No busco alcanzar reconocimiento, ni conseguir la admiración y respeto de la gente, mi búsqueda se concreta en ser yo y disfrutar de lo que hago en compañÃa de personas que me importen o me aporten algo y tengan el mismo bagaje cultural.
Pero no es malo todo lo que me rodea, porque he tenido la gran suerte de poder vislumbrar el camino de la luz muy pronto (cuando tenÃa 7 años), no pude llegar a poder reconocerla y refugiarme en su conocimiento hasta bastante después debido a la gran cortina de humo que nos tiende nuestro entorno con el fin de ser un perfecto animal domesticado.
Hoy en dÃa trato de que la montaña y las actividades que desarrollo en ella canalicen mi vida aportando el grado de realidad que necesito para mantener mi equilibro entre estos dos mundos.